Redondillas
tucumanas
yo las
puedo componer.
De noche
tendrá que ser
si me falto
en las mañanas.
Redondillas
fueron lunas
por dos
días eclipsadas.
Redondas
las empanadas
soberbias,
sin aceitunas.
Redondas
las plazoletas
escasas.
Alguna sí.
Redonda
fortuna vi
fugarse
tras los cometas.
Redondas
las secas fuentes
con lujosas
esculturas
en medio.
Bellezas puras
que el
parque habitan, silentes.
Seres
desnudos en piedra
que se
fugaron de Europa.
Visten
moho, si no ropa,
viejas
pinturas o hiedra.
Una Diana,
un Laoconte,
un Apolo,
un galo herido
cruzando el
mar han venido.
Al oeste,
sueña el monte.
¿Monte?
Cerro le digamos
como dicen
por aquí.
Lindo
cuando hablan así:
nos
juntemos, nos sigamos...
¿Adónde? Al
mentado cerro,
al cerro de
San Javier.
Allí aún
canta la mujer
que lo
escogió para entierro.
Verde cerro
que se esfuma
cuando se
quema la caña.
Todo el
paisaje se empaña,
se cubre de
gris espuma.
Entonces la
primavera
los
lapachos anticipan.
Sus tres
colores disipan
la negra
lluvia cañera.
Rosas, los
más numerosos;
amarillos,
más brillantes;
y en los
rincones, distantes
los
blancos, más pudorosos.
Poco sitio
para flores
hay en las
calles del centro.
Todos se
caen adentro
y así
aumentan los calores.
Las calles
son muy estrechas,
las veredas lo son más
y los
ruidos que escuchás
te perforan
como flechas.
El
silencio, siempre herido
en las
iglesias se esconde.
No es
tonto, sabe bien dónde
es amado y
requerido.
Contra los
actos y fiestas
de la Casa
de Gobierno,
San
Francisco, casi eterno
rezando vela las siestas.
Trazando
una diagonal
se pasa la
Independencia
de Lola
Mora, y la urgencia
nos cruza a
la Catedral.
Tras las
columnas y rejas
hay un
Cristo de madera
tan bello,
que nunca espera
devociones,
no de viejas
solamente:
de muchachas
y
muchachos, por qué no,
o señores
como yo
mordidos
por malas rachas.
A su
izquierda, el empedrado
va a la
casa dicha Histórica.
Se presta a
mucha retórica
lo que allí se ha declarado.
Enfrente,
se venden mates,
recuerdos,
dulces y quesos.
Los novios
enhebran besos
y se dicen
disparates.
El día que
se recuerda
vienen
gauchos cabalgando,
zambas y el
Himno cantando.
A nadie le
falta cuerda.
Mientras,
en “Diva” se busca
a la “Drag
Queen Nacional”.
Nada está
ni bien ni mal
si la
diferencia es brusca.
Hay mucho
para contar
acerca de
Tucumán.
Las malas
lenguas dirán
lo que yo
quise callar.
Quizá lo
confesaría
a mis
padres dominicos.
De sobrios,
parecen ricos
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