sábado, 12 de abril de 2014

Soneto de la despedida


“Estoy en otra sintonía”, dijo,

y sus densas pestañas crepitaban

más compungidas porque no lloraban.

Hablaba sin cesar. Miraba fijo.

 

El compromiso desandó prolijo

entre cafés y libros que pasaban.

Muy tristes las cucharas tintineaban.

Muy educado él, como un buen hijo.

 

Y la otra parte parecía muda.

Era una sombra que se derramaba

hacia las cuatro patas de la silla.

 

Sin ángeles ni voces en su ayuda,

con toda parsimonia claudicaba
 
resignada a perder su maravilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí estamos.