Con la mirada fija en la pelota,
esta ocasión de no pensar en nada
la pienso aprovechar. Anonadada
la mente gozará su bancarrota.
Tanta pierna desnuda que se frota
morruda, tensa, ruda y embarrada
aventará al olvido en su patada
la bomba que amenaza y nunca explota.
Cronometradas guerras de mentira
darán gracia danzante a las banderas
y babélica unción a gruesos coros.
Hermosas como un niño que suspira,
troquelarán el pasto las esferas
inyectando su cuero en nuestros poros.
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