Cariño, el
tiempo a todos nos descuida;
le gusta anclar
la vista en lo que viene
y, aunque
nos pese, nunca se detiene;
nos
archiva, nos delega, nos olvida.
Cariño, ¡a
festejar! Esta es la vida
y es muy
bella tu voz. Dejá que suene
con ese
timbre tan sensual que tiene
de joven
todavía, y preferida.
Se tendrá
que arrugar, como la cara
y esos
papeles tontos, amarillos,
empleados
en torpes garabatos.
Justicia es
lo que hay. La misma vara
nos va a
golpear a todos los nudillos.
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