La Nada no
es nada, con o sin Dios.
Sin sentido
nos deja el sinsentido.
Si atrás va
quedando cuanto he querido
-el beso,
el triunfo, el premio, el viaje, vos-,
camino hay
todavía. Voy en pos
de lo
anhelado por desconocido;
lo
inefable, lo apenas intuido.
Estas
cuentas no son de dos más dos.
Son de uno
dividido en mil fragmentos
de su alma
estremecida. Son momentos
de gloria
vislumbrada y fugitiva.
Son ristras
de dolores sin amparo
y ver casi
sin ver la luz de un faro,
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