domingo, 29 de junio de 2014

Ensueño


No puedo imaginar más gran tesoro

que el silencio. Mi vecino tose

y fuma sin parar de doce a doce.

Traspasa las paredes como un coro

 

injerto en su televisor sonoro,

futbolero e impune, que descose

madrugadas en vela. Hay un roce

de sillas contra el piso. Me demoro

 

suponiendo algún rostro a la familia

que debe de vivir del otro lado

corriendo el mueble a un paso de mi almohada.

 

En tanto el sueño no se me concilia

me sueño apajarado en algún prado,

rumio ensueños de vida sosegada.
 
 
 

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