Aquí está
Casandra otra vez. Nos grita
feroz y
turbia. Presagia. Prevé
el mal
parto del caballo. No sé
delinear su
sesgo de arpa maldita
que se
bautiza en llanto y se encabrita
ante Lady
Macbeth. Las encontré
actuales y
anacrónicas. Crucé
su batallar
entre ágora y ermita.
Son días
terminales. La escocesa
mudada de
terrenos y de idioma
bebiendo la
cicuta de su empresa
a sorbos
ostentosos. Pétrea asoma
como rival,
la princesa troyana
sin eco ayer, y sin eco mañana.
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